Está claro que en la década del '80, la revolución por un tipo de cine (el slasher)se hizo presente. Podríamos decir que fue la moda del momento, teniendo en cuenta el propósito comercial de ese "boom". ¿No?
No inundaron títulos tales como: Maniac, Prom Night, The Burning, Slumber Party Massacre, etc.
Si no ponemos estrictos, la fiebre causada en los '80 y los slashers que vendrían luego, parecen tener de padres y motor de "plagio" a Halloween y Viernes 13. La gente se se tragó todos los films del momento, hasta que las boleterias explotaran, jaja. Cabe destacar que hubieron films importantes también, que más allá de una cosa u otra, sorprendieron a su manera, como lo fue Psicosis II.
Aunque todo es aún más simple, la fórmula exacta era: sangre, sexo, violencia y gore. ¿Se buscaba otra cosa? La respuesta es NO. Más allá del guión y los actores, lo que se buscaba era la genialidad y variedad de las muertes y la sangre, ni más ni menos. De ésta manera, el género se hacía más y más grande al ritmo del aumento de títulos sangrientos.
El slasher, que pronto se vio en una calle sin salida, empezó a explotar rápidamente sus variantes. Hay slasher que solo son recordados por sus impactantes finales, como Sleepaway Camp (un film mediocre que es salvado por su impactante final) y otros que explotaron la faceta cómica, pero debido a limitación del esquema slasher, no se tardó nada en saturar el panorama y del rápido apogeo pasar a la decadencia ante la falta de ideas, acumulación de secuelas rutinarias y hastío del público en general.
martes, 12 de octubre de 2010
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