jueves, 11 de febrero de 2010
Vamos a adentrarnos al auge del cine de terror norteamericano.
Creo que existe una división dentro del cine de terror, a grandes rasgos. Puedo afirmar (casi con certeza), de que el cine clásico de terror se compone de diversos estereotipos tales como: los vampiros y los hombres lobo. Ahora bien, nos resulta algo infantil y hasta gracioso imaginarnos a aquel famoso hombre lobo cuasi-peluche, o el tan famoso Nosferatu que tanto se reivindicó en cuanto a poder generar un ambiente o atmósfera, y no una producción afamada por sus efectos especiales o sus épicos o grandilocuentes guiónes.
Luego llegaría lo que es hoy en día, el terror moderno. A partir de PSICOSIS, de Alfred Hitchcock, nacerían los grandes clásicos que hicieron las delicias de los amantes de éste género en sus posteriores décadas, tales como la del 80 y la del 90 (a mi parecer, las mejores y más fructíferas).
Apartándonos de ésto, a modo de contar mi propia experiencia, yo crecí en la década del 90. Allí, grandes títulos hacían que mis ojos brillaran a la hora de elegir mi film en el videoclub, aquel que con sus VHS decoraba sus paredes y hacía que un domingo se convirtiera en un día mágico.
Crecí en base a películas ochenteras, y mi infancia está marcada por ese cine.
PSICOSIS revoluciona el cine moderno, dejando atrás a la burla de los vampiros y los hombres lobo, y dando a conocer lo que sería el padre del cine de terror moderno: nuestro querido Alfred. No solo films como Psicosis marcaron este "cierre" del cine clásico, ya que éste director tienen tantos films brillantes que no alcanzaría desribirlos o analizrlos en éste escrito.
Lo más interesante, misterioso y provocativo, es que a partir del padre del cine moderno, llegarían al mundo quienes revolucionaron el cine de terror, sin determe en mencionar a su precursor y genio-creador: GEORGE A. ROMERO.
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